Sobre la muerte



En la anterior entrada escribí: "Vive tu vida como si cada día fuera el primero o el último, que más dará". Una frase producto de algunas reflexiones...
Hubo una época en la que me debí leer, sino todos, casi todos los libros publicados sobre las E.C.M. (experiencias cercanas a la muerte).
Después de todo lo que he leído, he caído en la cuenta de que, a pesar que de todo me ha aportado algo, hay teorías que se contradicen entre sí. También existen muchos puntos comunes, así que es lógico que estos tengan más peso al final. Sin embargo, no es necesario estudiar el tema de la muerte para hacerse una idea. La vida ya se encargará de mostrártela. Luego lo que tú hagas con ello, ya depende de ti.  Desde luego es mucho más fácil hablar que aceptarlo y entenderlo en el plano emocional. Uno puede aceptar la finitud de una etapa, lo difícil es sentirlo, y que no te afecte. Y es que la vida es una oportunidad continua para mejorar. Y si te tienes que ir sin haber hecho lo suficiente, no debe de ser muy agradable. ¿Pero, por qué preocuparse por algo que es seguro y que apenas depende de mí? Es una pérdida de tiempo y de energía. No se trata de vivir como si la muerte no existiese, se trata de vivir con alegría, aceptando que la vida es lo que es, igual que la muerte. Por eso merece la pena vivir la vida como si cada día fuese el primero o el último, con sabiduría e inocencia a la vez. Quizá la vida sea infinita, pero las circunstancias no. Las circunstancias son espoleantes. Y si estás bajo de ánimo, sufriendo inútilmente por algo que va a llegar o ya pasó, no estarás al cien por cien para aprovechar estas circunstancias.