¿Quién puede osar afirmar lo que es corriente y lógico o por el contrario inaudito e ilógico? ¿Qué divina sabiduría puede aseverar, sin riesgo a equivocarse, desde un rincón -no en el centro precisamente- de esta lechosa y mareada galaxia, lo que es de ordinaria administración
ad eternun? ¿Donde está escrito con letras indelebles e incuestionables lo que es normal?
Desde mi vida, ínfimo resquicio de un Dios inenarrable, imagino que se refieren a que lo normal es lo más común. Pero fuera de lo estipulado, tomando esto como lo estudiado y contrastado, por ejemplo, psicología, sociología, astronomía y otras "ías". No entiendo lo que es normal y lo que no. No deberíamos, hablando desde una libertad desconocedora y salvaje, tildar a nadie de nada, ni a nada de algo, según nuestro criterio, mi parecer, pues no es indubitable, sino uno más entre tantos, incluso pudiera ser menos que el vacío, que es neutro, y aquel sería negativo. Ni siquiera hablando desde la convicción con que nos agracian las erudiciones, podemos estar totalmente seguros de algo. Hay que tener muy en cuenta la historia y el hecho de que toda disciplina con el tiempo se vuelve obsoleta, y lo que ayer era aceptado, hoy es contrasentido.
Existe lo familiar y lo extraño, cierto es, pero sólo lo es, de momento, para mí -para ti-, otro puede sentir algo totalmente diferente. Cualquier disciplina o rama científica, por probada y ortodoxa que sea, por certificada y cuantificada, cualquier cosa creada por el ingenio humano, es susceptible de cambiar, de mejorar o de irse al garete.
Pongamos por caso que soy un extraterrestre, mi aspecto sería clasificado como anormal aquí en la tierra, pues no tendría las características típicas humanas. Y sin embargo para mi sería lo normal, es decir, lo que es normal o no, depende de la persona, del ser, siempre y cuando sea un ser pensante y se embarre en odiosas comparaciones. Hay tantos criterios y tantas cosas normales o anormales cómo personas dispuestas a hacer esa generalización. Lo normal no existe. O sí que existe, pero no es trascendente, sino parcial, carente de peso real. Entendiendo por real lo que sobrepasa nuestro cotidiano panorama de animales bípedos semi-pensantes, semi-sintientes, con orejeras de burro, y además orgullosos de ello.