Los nombres nos dan pistas acerca de, imprimen carácter. Los pueblos, que deben ser seres sintientes también, tampoco se libran de esta ley. Sin ir más lejos: Villalba. En la Villa del Alba se pueden ver unos amaneceres preciosos, inolvidables. Un juego de luces que casi puedes sentir al inhalar el aire madrugador, puro y espabilado por la helada del rocío de la mañana. Espectáculo listo para ser fácilmente contemplado al encontrarse en una llanura -Terra Chá-.
As Pontes de García Rodríguez, que en castellano cambia el género y pasa a ser: "Los Puentes de García Rodríguez". Es pueblo con varios puentes, como imaginará quién no lo conozca. Pero la cosa se pone interesante llegado a este punto y es que va mucho más allá... en As Pontes hay también otro tipo de puentes. Me explico: para los de mi generación es puente en donde nacimos. Un puente que supimos disfrutar mientras duró, pero que nos llevó, invariablemente, y demasiado pronto, hacia el otro lado.
Para generaciones más antiguas, As Pontes solo es un lugar donde ganarse el pan, es un puente que el pueblo les tendió desde donde nacieron -hay gente venida no solo de Galicia, sino de toda España- hacia donde llegaron para ganarse espléndidamente las habas. El boom de Endesa trajo mucha prosperidad a esta villa y de paso a un montón de trabajadores de todos los lares, propiciando un aumento demográfico récord y que naciésemos muchos ponteses, hijos de no nativos, que años después, pasado ya el boom y con la edad de ganarnos la vida por derecho propio, nos encontramos con las puertas que conducían a la gallina de los huevos de oro cerradas. Lo quisiéramos o no, tuvimos que abandonar cualquier pretensión de querencia local.
Eso es: un puente anchísimo que invitó a entrar y otro puente igual de ancho pero más sombrío, invitándote a marchar. Son puentes muy anchos y largos los dos, pero no son de piedra, ¿Quién sabe donde están y de qué depende que te encuentres con uno u otro? nadie los vio pero existen, vaya si existen, y dependen del tiempo y de tu situación personal.
El tiempo dirá si se vuelve a crear otro gigantesco, llamativo y efímero puente de entrada y se vuelve a repetir el ciclo. Difícil lo veo. El lignito se acabó. No se atisba ningún milagro a la vista. El caso es que pocos son -pero afortunados- los que nacieron allí y consiguieron quedarse. Para la mayoría de los de mi generación, verdaderos hijos de As Pontes, solo podemos sentirla como a una amante eterna. Siempre tuya pero nunca completamente presente.
Sobre las lágrimas
Reflexión misógina: “Cuando el hombre llora es que pasa algo grave. Cuando la mujer llora es que quiere conseguir algo”.
Reflexión feminista: “La mujer llora porque tiene sentimientos y es profunda. El hombre no llora porque es más parecido a un animal y no tiene la capacidad para emocionarse”
Reflexión machista: “El hombre no llora porque es más fuerte que la mujer”.
Reflexión realista: “La mujer llora más que el hombre, lo cual no significa que sea más débil pero tampoco más rica interiormente. Sólo son maneras diferentes de reaccionar ante un acontecimiento. Es como las maderas, unas arden con más facilidad que otras que están barnizadas, pero la madera una vez abierta es madera en ambos casos”.
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