Península



Corazón del norte

anhelo del sur

calor refrescante

nubes artísticas.

Bolsillos agujereados

castigos para crecer

jolgorio para olvidar

más escribir que leer.
 
Historia bajo la tierra

 técnicos analfabetos

culturas olvidadas

un amor musulmán.

 Multitud enfurecida

basura en el receptor

opio para el pueblo

justos sin redención.

Las nubes no son de nadie



El vapeo, que comenzó como una alternativa independiente al tabaco, se está convirtiendo en una seria cuestión de coherencia sanitaria, social y económica.
Los productos para vapear no tienen más impuestos que cualquier otro producto, y así debe ser porque es un producto que produce (valga la redundancia) vapor. Los líquidos ya tienen su regulación, los mods, atomizadores y demás cachivaches, también. Y al menos un servidor está muy contento con las cosas tal y como están. Si acaso, que crezca aún más la oferta (aunque la que hay actualmente no está nada mal). Es un negocio que ha evolucionado, hasta ahora, para bien del consumidor. Y todo esto sin que (al contrario que con el tabaco, que recordemos el 80% de lo que se paga por una cajetilla va al gobierno) las tabacaleras, las farmaceuticas, el gobierno o cualquier otra institución, saque tajada, y eso por lo visto hace echar humo por las orejas, y no vapor por las vias respiratorias, a alguien.
En honor a la verdad, el vapeo es una tabla de naúfrago que a poco, poquísimo, que uno ponga de su parte, te puede salvar la vida. Así que no es ningún tema baladí y nos concierne a todos, pero sucede que también deja de generar una cifra exagerada de ingresos. Parece que la salud de las personas no cuenta, los medios tergiversan e intentan confundir, lo llevan haciendo desde hace tiempo y eso ha calado en el inconsciente colectivo. Ahora les toca saquear a los consumidores y limitar las ofertas a lo que ellos, y sólo ellos nos quieran vender. Las tabacaleras y las farmaceuticas ya están, como carroñeros, mirando de reojo al rival. Pero la verdad es que las nubes no son de nadie.